¿Por qué no se escribe como se habla?

Speaking and writing are to some extent two versions of one linguistic app, which helps us communicate, build our identity, and explore the world. However, while we acquire speech unintentionally through social interaction and use it mostly for daily exchanges, becoming literate requires intentional teaching and learning and has been the vehicle for higher-level thinking and scientific development. Of course, in many circumstances and with the help of technology, spoken and written language overlap. Nonetheless, clear communication of complex ideas in written form continues to be the most important technology available to humans!

La oralidad y la escritura son vehículos del lenguaje, ¡que es la mejor aplicación que se ha inventado para compartir ideas! Sin embargo, tienen características propias y operan, en general, en esferas de acción diversas. Si usted y yo, estimado lector, nos encontráramos por la calle (habiendo ya tenido el placer de conocernos), encontraría muy extraño que yo le dijera: “Tengo el agrado de dirigirme a usted a fin de esclarecer las diferencias entre la oralidad y la escritura”.  Tampoco corresponde que, como autora en el contexto de un blog sobre la buena redacción y sin conocerlo, escriba: “Fijate que en el habla hay mucha más flexibilidad, viste, por tratarse de un acto momentáneo”. (Y, sí, el acento en ‘fijate’ es de voseo argentino.)

El lenguaje nos permite concebirnos como individuos con ideas y emociones propias; nos permite ser seres sociales capaces de aprehender la mente del otro (comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones y sus creencias); nos permite elaborar pensamientos complejos, reflexionar acerca del mundo que nos rodea, e imaginar mundos posibles; y nos permite hablar acerca del lenguaje mismo y crear lenguajes artificiales con fines científicos o estéticos.

Incluso, el lenguaje humano comparte en cierta medida su capacidad informativa con otros sistemas de comunicación mediante signos. Sin embargo, muchas funciones le son privativas y algunas de ellas solo han podido desarrollarse en profundidad gracias a la invención de la escritura, como el desarrollo de las matemáticas y la exploración del universo en el que vivimos.

La capacidad creativa del lenguaje emerge de su doble articulación, que permite que una cantidad limitada de unidades mínimas no significativas (los fonemas, que en español son unos veinticinco dependiendo del dialecto) se usen para crear una cantidad ilimitada de unidades mínimas significativas (los monemas‑‑morfemas y lexemas que forman las palabras‑‑).

La oralidad hizo al hombre, ¡y la escritura hizo historia!

La aparición de la lengua oral marca el origen de la humanidad, mientras que la invención de la escritura marca, por definición, el origen de la historia. Recuérdese que el período de acontecimientos humanos anteriores a todo documento escrito se denomina prehistoria.

El lenguaje oral es la expresión natural de la facultad del lenguaje y constituye el producto de la evolución biológica de estructuras cerebrales. El lenguaje escrito es un objeto cultural cuya invención es relativamente reciente[i].

Los diversos sistemas de escritura inventados representen con distinta precisión las unidades de primera o de segunda articulación del lenguaje oral: pueden ser logográficos (representar monemas), silábicos (representar sílabas), o alfabéticos (representar fonemas mediante letras, como en el español). Hoy en día, la mayoría de las sociedades utilizan sistemas de escritura exógenos, y por esto, muchas veces, mal adaptados a la representación de la lengua oral propia.

Antes de ahondar en las características idiosincrásicas de cada sistema, invito al lector a repasar en este archivo algunos ejemplos de comunicación oral y escrita.

 Oralidad

El paradigma de ocurrencia del lenguaje oral es la conversación cara a cara, donde los interlocutores coinciden en el espacio y en el tiempo. En una conversación, se interpretan situacionalmente los términos deícticos (los roles de hablante y oyente, y el aquí y ahora), y se construye de manera conjunta el discurso entre interlocutores.

Mayormente, la lengua oral se utiliza con fines sociales para intercambiar informaciones cotidianas, expresar la propia subjetividad, apelar al interlocutor, o simplemente para mantener abierto el canal de comunicación (como los prototípicos intercambios adolescentes: ‘Hola, ¿qué tal?’, ‘Bien, ¿y tú? ¿Todo bien?’, ‘Sí, sí’, ‘Ay, ¡qué bueno!’, ‘Claro’).

La lengua oral es universal y, tan natural, que no se aprende, como otras actividades humanas, sino que se adquiere. Es decir, se desarrolla a partir de la interacción entre una capacidad innata y el medio social.

La lengua oral es espontánea, efímera y está llena de matices no verbales. Hablar es un acto momentáneo que no perdura en el tiempo ni en el espacio (a menos que se grabe), y está siempre acompañado de gestos, silencios, movimientos y entonaciones que aportan significado más allá de las palabras. Estos son los llamados factores paralingüísticos, que contribuyen sustancialmente al significado de lo dicho.

La fugacidad e inmediatez del habla le otorgan una flexibilidad mayor que la de la lengua escrita en cuanto a su estructura gramatical, su léxico y sus asociaciones conceptuales. Sintácticamente, usamos estructuras más simples, como la acumulación por conjunciones en lugar de la subordinación. Al hablar, podemos repetir palabras, acortarlas u omitirlas; usar muletillas, frases hechas y dichos populares; hacer pausas; volver sobre lo dicho, y hasta cambiar de tema.

Más allá de la oración, la gramática discursiva emplea mecanismos de concatenación más laxos, entre los que se cuenta el uso de marcadores como ‘y’ con valor copulativo, ‘pero’, contrastivo; ‘capaz que’, hipotético; ‘bah’, explicativo; ‘después’, temporal; etc.

Consideremos a manera de ilustración dos ejemplos, uno oral y otro escrito, sobre un mismo tema. En el primero, dos amigas hablan del devenir de su día. En el segundo, un autor narra los mismos eventos.

―¡Tuve que hacer mil cosas esta mañana! Bah, un toco, ¿no? … Me fui tempranito a sacarme sangre para los análisis y no dejarme estar… viste que el médico ya me retó porque yo… porque se me había vencido la receta y se la tuve que volver a pedir. Y después pasé por lo de Mirta a ver qué tal la operación y anda muy bien. Y también fui al banco y saqué por fin una nueva clave para…  para la tarjeta de débito, que la clave original a mí no me llegó nunca.

Susana tuvo una mañana muy ajetreada. Fue temprano a hacerse los análisis de sangre que le recetara el médico por segunda vez, no sin una admonición por haber dejado vencer la primera receta. Visitó luego a su amiga Mirta, a quien encontró recuperándose muy bien tras su cirugía. Finalmente, fue al banco para cambiar la clave de su tarjeta de débito, ya que no había recibido la clave original emitida por el banco.

Escritura

La lengua escrita como sistema de comunicación y elaboración del pensamiento se basa en la oralidad, pero tiene características propias. Se plasma en forma visual y requiere de un sistema de escritura, que puede representar en distintas medidas las formas de la lengua oral.

La escritura es realmente el vehículo que ha permitido el desarrollo de las funciones complejas cognoscitivas y comunicativas antes mencionadas, como el registro de acontecimientos e ideas para la posteridad, el desarrollo de las matemáticas y el progreso tecnológico.

La lengua escrita no se adquiere, como la lengua oral, sino que se aprende mediante el proceso de alfabetización. Aprender a leer y escribir no solo significa aprender a descifrar el código, sino también desarrollar las habilidades lingüísticas, cognitivas y pragmáticas necesarias para la comprensión y utilización de los conocimientos sociales, científico-técnicos y artísticos que hacen a la actividad humana.

La escritura requiere de planificación, se asienta en un medio físico permanente, y no es inmediata, como la oralidad, sino que presupone una distancia entre escritor y lector. Esto le permite al autor la revisión y corrección de borradores antes de producir un texto final, y al lector, la relectura y el análisis metódico del mensaje. También contribuyen al significado de lo escrito factores concomitantes como la puntuación, la ortografía, la organización en párrafos y parágrafos, y el diseño visual del texto.

Un texto sigue en gran medida la misma gramática oracional de la oralidad, aunque con mayor rigor. Al escribir se utiliza, en general, un vocabulario más amplio y estructuras gramaticales más complejas, como oraciones subordinadas en lugar de oraciones coordinadas.

Asimismo, la estructura de lo escrito responde a una gramática textual más estricta, que requiere una organización intencionada de la información y el uso de recursos de concatenación acordes. En particular, los marcadores de cohesión textual funcionan como los adhesivos visibles en el texto. Entre otros, se cuentan: ‘asimismo’ con valor copulativo; ‘por el contrario’, contrastivo; ‘posiblemente’ hipotético, ‘en efecto’, explicativo; ’posteriormente’, temporal; etc. Las estrategias de coherencia tejen un hilo conductor menos visible pero igualmente importante a la hora de convertir un conjunto de enunciados dispersos en un todo armónico. Entre otras, se cuentan el uso de palabras o figuras pertenecientes a un mismo campo semántico, el ceñirse al tema en cuestión, la correcta ejemplificación, etc. En un futuro artículo abordaré algunas de estas técnicas de expresión con mayor profundidad. Invito al lector a considerar el esqueleto estructural del presente artículo en este enlace.

Consideremos otro par de ejemplos sobre un mismo tema. En este caso dos amigos hablan de un viaje y un folleto informa sobre el destino visitado.

Conversación entre amigos sobre el Parque Nacional del Gran Cañón:

Hernán: —Hola, flaco ¿qué onda tus vacaciones? ¡Me dijo tu vieja que el Cañón!

Carlos: —Uy, impresionante, qué buen’ q’ está.

Hernán: —Me dijeron que hay…  que se ven como 40 capas geológicas.

Carlos: —Sí, no… uf, las vistas son impresionantes. Es posta par’ Maravilla del Mundo.

Folleto informativo sobre el Parque Nacional del Gran Cañón:

El Parque Nacional del Gran Cañón es uno de los más antiguos del país. Localizado en el estado de Arizona, alberga el Gran Cañon del río Colorado, una imponente garganta socavada durante millones de años por las aguas fluviales. Gracias a su valor geológico, el Cañón fue designado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1979 y fue uno de los 28 finalistas del concurso Las 7 maravillas naturales del mundo actual.

Otro aspecto importante de la escritura atañe a su claridad, en especial porque el lector se encuentra distanciado del autor. El uso correcto de estructuras y estrategias pertinentes, la elección de expresiones claras y el buen diseño del documento han de contribuir a la eficacia del texto. La falta de capacitación en la práctica de la escritura y el uso de fórmulas obsoletas en diversos géneros (como en los lenguajes administrativo y legal) ponen de relieve la necesidad de abogar por la claridad. Para ello, han surgido en varios países iniciativas tendientes a promover una comunicación clara y directa. Entre ellas, se cuentan la Asociación Lectura Fácil, que apunta a cubrir la necesidad de públicos con dificultades lectoras (debidas a la inmigración lingüística, a trastornos de aprendizaje, etc.), y la iniciativa Lenguaje Ciudadano, que se suma a un movimiento internacional por el uso de un lenguaje simple y claro, especialmente en los documentos dirigidos a los ciudadanos.

Por último, cabe mencionar el tema de la ‘voz del autor’, que en términos generales se refiere al estilo idiosincrásico del autor de un texto. Es un rasgo que suele asociarse a los textos literarios. Se puede analizar el florido barroco de Alejo Carpentier en El Reino de este mundo o la elegante mesura de Ernesto Sábato en Uno y el Universo. Sin embargo, la voz del autor se hace oír también en los textos académicos, periodísticos, e incluso informativos. Todo autor debe elegir cómo recortar el tema a tratar (la información que se va a incluir o a dejar de lado), su punto de vista respecto del tema, cómo dirigirse a sus lectores, etc.

Hablar lo escrito, y escribir lo hablado

La completa espontaneidad de la oralidad, y la cuidada planificación de la escritura son en realidad dos extremos de un continuo comunicativo.

Tanto la comunicación oral como la escrita pueden utilizar un registro formal o informal dependiendo de las necesidades comunicativas. Por ejemplo, un mensaje de texto a un amigo puede ser sumamente informal, mientras que una conferencia de prensa ha de requerir mucho cuidado.

En ciertas ocasiones, la oralidad se apoya en la escritura, y utiliza un vocabulario más amplio, y estructuras más elaboradas que en el uso cotidiano. Es el caso de discursos políticos, informes periodísticos y conferencias académicas.

En otras circunstancias, la escritura se emplea para registrar o imitar la lengua oral. El diálogo en una novela o un guion cinematográfico, o la transcripción de una conversación, puede utilizar una ortografía particular, abreviaturas, medias palabras u otros recursos para reflejar la espontaneidad de lo oral.

Por otro lado, pueden construirse en ambos sistemas los distintos tipos textuales o discursivos y los diversos géneros. Recordemos que los tipos textuales se caracterizan por funciones y estructuras particulares (narración, descripción, exposición, argumentación, instrucción, diálogo) y los géneros se circunscriben a ámbitos y temáticas específicos (literario, periodístico, científico, legal, etc.).

Consideraciones finales

Deseo recalcar que las diferencias esenciales que hemos analizado se refieren a instancias prototípicas de la oralidad y de la escritura. La tecnología hoy nos permite pasar con suma facilidad de la oralidad a la escritura, e incluso usarlas conjuntamente. Un video de un seminario sobre un tema complejo puede incluir un componente escrito junto al contenido oral y paralingüístico en pantalla. El rápido intercambio de mensajes de texto en la comunicación cotidiana, laboral y recreativa hace uso de diversos sistemas de abreviaturas e íconos que representan la gesticulación (los emoticones). Incluso, en el ámbito recreativo de los videojuegos, cada comunidad crea modalidades específicas de escritura, con sus propias abreviaturas, mezcla de idiomas, etc., que se convierten en lengua franca de ese grupo específico.

Así pues, entendemos que la tecnología ha estrechado las fronteras entre habla y escritura. Sin embargo, es importante, tener en cuenta que la escritura continúa siendo el instrumento fundamental en el cuestionamiento, análisis, solución y comunicación de ideas complejas.

Invito al lector a considerar algunos textos en este archivo de ejercicios referidos a diversas situaciones comunicativas, y a transformarlos de la oralidad a la escritura, y viceversa.

Para finalizar, ofrezco en este apartado un cuadro comparativo que resume las diferencias analizadas entre oralidad y escritura.

[i] La escritura más antigua que se conoce es la del idioma sumerio, inventada en Mesopotamia unos 4.000 años antes de la era común (aEC). Se sabe también que, en forma independiente, hacia el 600 aEC, las culturas mesoamericanas desarrollaron sistemas de escritura en forma independiente. Se ha sugerido también que los caracteres chinos pueden haberse desarrollado forma independiente (aunque no se descarta la influencia mesopotámica).